Del psicoanálisis al conductismo: dar una cucharada de su propia medicina
Del psicoanálisis al conductismo: dar una cucharada de su propia medicina
Recuerdo muy bien ingresar, a la carrera en psicología, emocionado por los temas que conocería, por fin podría ayudar a las personas a resolver los problemas que se les presentan en la vida, no como me ocurrió a mi (pero bueno, eso es una historia para otro día).
Ingresé a la carrera en psicología sin saber qué era eso llamado psicología, mi única experiencia habían sido varias "terapias" y lo que había visto en películas. En mis primeras clases se me comentó, una y otra vez el nombre de Sigmund Freud, "un genio muy por encima de cualquier otro personaje histórico" (según mis profesores) y eso llamó mi atención. Las historias de cómo había ideado un modelo para entender la complejidad humana, como alcanzó al inconsciente y logró capturarlo, de tal forma que hasta podía entenderlo y modificarlo. Créanme cuando les digo que yo estaba fascinado. En cada clase que tomaba, el nombre de Freud era mencionado. Me recomendaban libros sobre él, de sus propuestas, sus desarrollos terapéuticos, sus logros y su impacto en la sociedad. Para mí, en ese momento, no había algo más grande que Freud, ningún otro autor me interesaba. Confieso que hasta me reí de las colegas de psicopedagogía, por querer intervenir en un caso de fobia escolar con exposición por aproximaciones sucesivas (o sea, no llegaban al inconsciente, según yo no hacían nada), para mí solo una cosa servía si querías trabajar con las personas, el psicoanálisis. De cierta forma me da algo de vergüenza recordar que mencioné, en diversas situaciones el tan famoso "eso sirve con (x población), pero si quieres trabajar con adultos y a profundidad, solo el psicoanálisis puede".
Al entrar a la universidad, comencé a experimentar gusto por la lectura (primera vez que me esforzaba en mis estudios), hasta ese momento yo no solía leer, imagino que no había encontrado la situación donde el leer me ayudase. Comencé a notar que en cuanto más leía, más participaba y los profesores me elogiaban. Esto me ayudó a buscar literatura cada vez más avanzada, ya no solo leía a Freud, también encontré a Lacan, Jung, Rank, Ferenczi, Spitz, Tallaferro, Aberastury, Abraham, Balint, Knobel, Anna Freud, Bergeret, Malan, entre muchos más. Era muy agradable ver la sonrisa de mis profesores cuando en las clases de psicología "profunda" yo mencionaba algún aspecto avanzado de autores "difíciles". En esos momentos, yo sentía que sabía, veía que quienes me enseñaban me reconocían y rara vez me decían que estaba equivocado, podrán imaginarse lo agradable que es "saber", que te digan que eres bueno o incluso "una promesa". No negaré que recordarlo me hace sentir una calidez en el pecho, muy agradable.
Un día, llega un profesor de pelo largo, presencia imponente, serio y de mirada fija. Realmente intimidaba... Por otro lado, al verlo creí que sería igual que los otros profesores, me dije a mi mismo: "menciona a Freud, explica con Klein (en ese momento mi psicoanalista favorita) y prepárate para los elogios". Pues no ocurrió así. Su materia era sobre procesos psicológicos básicos y para mi sorpresa no se mencionó a Freud o algún psicoanalista. Me pareció extraño, siendo que hasta ahora todos mis profesores "funcionaban" de la misma forma. La interacción con este profesor fue muy distinta, él no me elogiaba al decirle que "el psicoanálisis es lo único que funciona" frente a un debate sobre la efectividad de diversos tratamientos (me encantaban esos debates), a lo que el profesor me respondía con algo completamente diferente, algo que en mi carrera universitaria jamás había escuchado: "¿Qué evidencia tienes de ello?"
"¿Qué? Pero... lo dice Freud, el padre del psicoanálisis, un genio, un científico brillante ¿Cómo puede decir eso? Ah, ya sé, no ha leído a Freud a profundidad."
Ese fue mi pensamiento al principio, luego, comencé a leer otro tipo de textos, otros autores y ahí comenzaron las preguntas... "Si este ensayo sistemático aleatorizado presenta los resultados de que la Terapia Cognitivo Conductual tiene mayores y mejores resultados que las intervenciones basada en Psicoanálisis ¿significa que el psicoanálisis no es el único que funciona? Pero, espera, en este otro artículo se observa que el psicoanálisis no supera al efecto placebo... ¿eso qué significa? ¿Qué el psicoanálisis no sirve? No puede ser, se supone que esto no debe ser así. A mí me dijeron que esto no era así, sino todo lo contrario ¿Qué está pasando?"
Fue en este periodo donde me topé con el conductismo... De eso que me había burlado, eso que me parecía limitado, frio, ingenuo y deshumanizante. Lo revisé, compré mis primeros libros de Skinner "Sobre el conductismo" y "Ciencia y conducta humana", los leí y me pareció algo totalmente diferente a lo que mis profesores decían que era, como si lo que me pasó con el psicoanálisis también ocurrió con el conductismo, la diferencia en este caso era que la información contenida en estos libros tenia apoyo en investigaciones con buena metodología y sus aplicaciones como intervenciones psicológicas tenían excelentes resultados... "Lo encontré, por aquí es"
Decidí que no iba a salir a receso, no iba a convivir con otros alumnos (fuera de mis compañeros), me dedicaría, en mi tiempo de clases y tiempo libre, a leer, leer sobre conductismo y modificación de conducta, leer artículos de revistas científicas, libros, comentarios, escuchar debates y preguntar, hacer muchas preguntas. Y no solamente eso, comenzaría a ser escéptico de lo que me dijeran en clase, no "me creería" lo que me dicen, yo tenía que encargarme de revisar la evidencia y si correspondía lo tomaba y si no, pues lo desechaba. Mi sorpresa fue que prácticamente toda mi carrera estaba llena de esta forma particular de hablar, se mostraba confianza al expresarse, se aseguraba como la verdad, pero al revisar la evidencia no se encuentra su respaldo, era como si mis profesores, la carrera, Freud y el psicoanálisis pretendieran dar una imagen que no eran, como si intentaran a toda costa parecer eso que no eran y es aquí donde conocí el término de "pseudociencia".
En ese momento, ya no había vuelta atrás, ya no podía "dejar de ver" lo que estaba frente a mis ojos, esto que creí verdad, no lo era. Me sentí triste, molesto y confundido. Me sentía triste porque lo que disfrutaba tanto ya no era razón de alegría, en lugar de la participación y el elogio, comenzó a presentarse el cuestionamiento y el debate. Lo cual fue muy duro, los profesores que me elogiaban, que me veían como "una promesa", con los que mantenía conversaciones y realizaba interpretaciones, ahora me veían con desprecio, desanimo, molestia e incomodidad. Me dolía, realmente me dolía ver su molestia frente a mis comentarios, pero lo que más me dolía era la ausencia de pruebas y sustento en sus respuestas. Me sentía molesto porque pensaba que había perdido el tiempo, me habían engañado, "me habían vendido un buzón". No lo manejé de la mejor manera, mis debates se convirtieron en acaloradas discusiones, intentaba obtener respuestas donde nunca las iba obtener, a fin de cuentas, quienes eran mis profesores pasaron por el mismo plan educativo y eran el producto de una universidad confundida y secuestrada por ideas fantásticas.
Me sentía confundido porque no sabía qué hacer. Llevaba años en la licenciatura y me encontraba más cerca de terminarla, para mí en ese momento no valía la pena abandonar la carrera y buscar otra, ya "había invertido demasiado". Y a la vez, sabía que lo que me enseñaban no me serviría. Mis quejas, señalamientos, reclamos, sugerencias llegaban a oídos sordos, la coordinación tenía una visión ecléctica, pero obviamente el Psicoanálisis era rey.
¿Qué me queda?
Decidí terminar mi carrera, corregir mi comportamiento en el aula (que ya afectaba mis calificaciones, por discusiones con los profesores), me propuse llevar la fiesta en paz y hacer lo que ya me había funcionado anteriormente, sonríe, asiente con la cabeza e interpreta, invéntate el cuento "más profundo" que jamás hayas contado... ¿saben qué? Funciono de maravilla, no volví a ser el alumno de antes, pero de nuevo obtenía buenas calificaciones y para mí eso era más que suficiente.
Lo que me hizo pensar que de la misma forma que mis profesores, la universidad, el psicoanálisis y Freud pretendían hacer pasar al psicoanálisis como una ciencia, yo también podía hacerme pasar como un pseudoestudiante del psicoanálisis, una cucharada de su propia medicina.
Terminé mi carrera, yo y el psicoanálisis ya no teníamos nada que hacer juntos, pude olvidarme de ese trago amargo y dedicarme al estudio de los fenómenos psicológicos desde una perspectiva científica. Hoy puedo decir que me alegro de haber pasado por lo que les menciono (y por lo que omití). También agradezco que desde el principio siempre fui un purista, en el sentido que cuando creía en el psicoanálisis no consideraba otras alternativas, de igual forma ahora denominándome conductista, apegándome al análisis del comportamiento y la intervención psicológica basada en los principios de análisis conductual, comparto esa misma posición, creo que si hubiera caído en el eclecticismo no habría sido tan fácil salir de ahí. También agradezco a ese profesor "intimidante" que hoy en día es uno de mis amigos más queridos y un colega en el que deposito toda mi confianza... Estuve en el lugar correcto, en el momento correcto, benditas contingencias.
Hoy me toca a mí instruir a los próximos psicólogos y me enfrento a un monstruo totalmente diferente, pero que comparte algunos de los viejos hábitos. Hoy los alumnos se ven tentados y atraídos por una lista variada de pseudociencias, entre ellas: psicología paranormal, bioneuroemoción, biodescodificación, lavado de cerebros, chakras, acupuntura, astrología, astro terapia, eneagramas, grafología, homeopatía, efecto Mozart, programación neurolingüística, frenología, numerología y psicoanálisis. Hay muchas más, pero serian páginas y páginas de nombres de pseudociencias. Y no los culpo por creer en ellas, a mí me pasó, nuestros planes de estudio no son suficientes para evitar que el psicólogo promedio discrimine entre lo científico y lo que no es científico dentro de la psicología. Lo que si quisiera provocar con lo que los comparto es plantar la semilla del escepticismo, duden, lean, pregunten, vuelvan a dudar y experimenten.
La psicología y las intervenciones psicológicas no son como una heladería donde se pueden elegir los sabores que más te gusten y combinarlos todos en el mismo cono. Es curioso porque la mayoría de los profesores y alumnos (que no tienen acceso a laboratorios de psicología científica) se adhieren a esta orientación.
Solo piénsalo un poco, si llegaras a un hospital en estado crítico y el medico te dijera: "Sabes a mí eso de la medicina basada en la evidencia se me hace de mente cerrada, a mí me gusta más tratar con sanguijuelas y tés de manzanilla, a fin de cuentas, a mi abuelita siempre le servía" ... ¿Qué decisión tomarías? ¿seguirías con su tratamiento por ser de mente abierta? ¿o buscarías al médico que trabaje con base a lo que ha mostrado evidencia?
